Desde que estamos en preescolar, empezamos a juntarnos con compañeros para jugar al pilla-pilla, o a las muñecas. Luego, crecemos un poco y esos compañeros con los que hemos compartido ya algunos años, se convierten en nuestros amigos para salir en bici o para jugar en la calle.
Con el paso de los años, vamos formando un grupo de amigos con los que solemos quedar. Siempre suele haber una o dos personas con las que nos gusta pasar el tiempo muy a menudo. Estas, se van convirtiendo en nuestros mejores amigos o amigas y vivimos momentos inolvidables junto a ellos.
Seguimos creciendo juntos y llegamos a la adolescencia, donde empiezan los primeros amores y las primeras peleas. Pero estas situaciones no cambian nuestra relación con ellos, todo lo contrario hace que nos unamos aún más llegando a contarnos todos los secretos.
Compartimos risas, llantos, días de aventura, días de fiesta, días de todo tipo. Aunque también haya días de peleas, o pequeñas diferencias todo se soluciona.
Pero al acabar bachiller, nos vamos a ir a universidades diferentes. Nuestro camino juntos se va a bifurcar y cada uno empezará a vivir su vida por separado. Al principio nos veremos a menudo, pero con el paso del tiempo cada vez menos...
¿Suena un poco triste verdad? Tantos momentos vividos juntos para que al final no os volváis a ver.
Por eso, una buena amistad hay que saber mantenerla porque tener a una persona que te ayuda y te entiende, que es sincera siempre y que sabes que va a estar cuando la necesites, vale la pena mantenerla cerca. Así que lucha por la amistad, porque pocos amigos son de verdad. Y seguro que a menudo te hace falta alguien en que apoyarte, así que deja que otra persona se apoye en ti.
La amistad es uno de los ingredientes más importantes de la vida. Por eso, cuídala.
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